Psicología deportiva y del alto rendimiento.

por | May 23, 2023 | Actualidad, Adolescente | 0 Comentarios

Antes de querer contestar a la pregunta de qué trata la psicología del deporte, como sugiere el título del presente artículo, parece importante saber o al menos intentar saber por qué una disciplina como la psicología se extiende hasta el deporte como un área de especialización, lo que lleva a la pregunta más primaria sobre la importancia del deporte en una cultura o sociedad, ya que convengamos en que si bien no todas las culturas comparten los mismos gustos deportivos, difícil es no reconocer una actividad deportiva dentro de las prácticas culturales de una sociedad, aunque podría suceder que así fuera, ya que como dice el refrán, la excepción hace la regla.

Ciertamente hoy más que nunca, se ha señalado el énfasis de los beneficios de la actividad física para el bienestar personal y una mejor calidad de vida por diferentes disciplinas de la salud, y toda la información recabada es coherente en señalar lo mismo; sin embargo, cuando abordamos lo deportivo desde la perspectiva de la psicología deportiva no nos referimos precisamente a la actividad física ni tampoco en mayor medida, a la práctica cotidiana de un determinado deporte por el común de la gente, sino más bien a una actividad mucho más exigente que convoca a un determinado tipo de personas. Personas que en su campo deportivo resultan excepcionales o al menos con un rendimiento superior a la media, lo que se ha denominado deporte de alta competencia o de élite.

Parece importante al menos pensar sobre este tema, dada la expectación que generan los eventos deportivos, sobre todo aquellos que por sus características cuentan con una gran afición, siendo, quizás, las competencias internacionales las que más emociones movilizan para bien o mal, como puede ser el caso del mundial de fútbol, la copa Davis o los juegos olímpicos. No está de más recordar que este año Santiago de Chile será la sede de los próximos juegos panamericanos.    

De esta manera ¿por qué resulta importante la actividad de alta competencia en una sociedad? No sé sabe si existe una respuesta unívoca a esta pregunta, pero efectivamente, un elemento fundamental para su comprensión, es la competición. Según Lorenzo (1996) en Alvear (2011): “el deporte de élite está regido fundamentalmente por los principios de la competitividad. Aquí todos compiten contra todos y el objetivo es ganar”. ¿Por qué es importante competir? ¿Por qué es importante ganar? Estas preguntas pueden abrir tantos puntos de vista que fácilmente podrían abordarse como un ejercicio reflexivo digno de la filosofía, quizás de la filosofía del deporte, que por cierto existe.

Hace un tiempo atrás, el basquetbolista de la NBA Giannis Antetokounmpo, en conferencia de prensa, respondía de la siguiente manera a un periodista que lo emplazaba con la siguiente pregunta: -¿Consideras un fracaso no haber conseguido el campeonato con tu equipo la presente temporada: -”Me hiciste la misma pregunta el año pasado Eric, ¿Te ascienden todos los años en tu trabajo? No, cierto, entonces ¿Todos los años que trabajas son un fracaso?, ¿Sí o no? No, cierto. Todos los años trabajas hacia una meta, que es conseguir un ascenso y cuidar a tu familia…No es un fracaso, son pasos hacia el éxito…Michael Jordan jugó 15 años y ganó 6 campeonatos ¿Los otros 9 años son un fracaso? ¿Es eso lo que estás diciendo? Hay días buenos y días malos, algunos días puedes tener éxito y otros días no. De eso se trata el deporte, no siempre se gana”-. Para muchos la respuesta de Giannis puede ser una salida inteligente frente a una pregunta compleja sobre todo para aquellos que piensan que perder no es una opción y viven el deporte de una manera extrema, aquellos denominados “fanáticos” de un equipo, quienes lejos de vivenciar la derrota desde una perspectiva optimista, se sumen en profundas emociones de malestar, ya que muchas veces su sentido de pertenencia e identidad personal se ha construido en torno a un equipo, selección o referente de un determinado deporte, por lo que la propia valía personal entrelazada con el rendimiento de un equipo, selección o referente puede verse reafirmada o negada por la victoria o derrota de este. Claramente ver el deporte de alto rendimiento solamente bajo la lógica de la victoria y la derrota, reduce bastante su comprensión, opacando los enormes esfuerzos y sacrificios de los deportistas. Quizás sea mejor pensar que el deporte de élite es importante porque nos muestra cómo el ser humano puede desafíar sus propios límites, haciendo posible lo imposible, como el extraordinario récord de Nicolas Massu en Atenas 2004.

Dentro de este contexto es que la psicología ingresa en el ámbito del deporte, no por iniciativa propia, sino por petición de entrenadores y deportistas, quienes veían la importancia del factor psicológico en el rendimiento deportivo, debiendo ser abordado necesariamente por especialistas en el área, aunque no fuera así en un comienzo. (Alvear, 2011)

Contrariamente a la creencia popular, son muy pocos los deportistas que son capaces de rendir en competencias como lo han hecho en entrenamientos. Esto es porque sus percepciones cambian durante las competiciones, frecuentemente sienten estrés y presión en esta situación porque le otorgan una importancia adicional (Giesenow, 2007 en Alvear 2011).

No son pocos los casos de deportistas que tempranamente llamaron la atención del público por sus excepcionales dotes, incuestionable capacidad física, técnica, e inteligencia para realizar jugadas que sólo cabrían en la imaginación, como fue el caso del extraordinario gol que Maradona le convirtió a la selección inglesa en el mundial de México 86, donde posteriormente se coronaría campeón con su equipo. Difícil de creer, tanto que parece irreal ver cómo uno tras otro deja en el camino a casi toda la selección inglesa; casi tan irreal como su declive profesional de mano de las adicciones, sin duda la caída de un ídolo para el mundo del fútbol. Otros, por otra parte, nunca lograron explotar sus capacidades y subsisten en el imaginario popular como promesas que nunca se consolidaron. Frente a esto la explicación popular generalmente refiere: “Fue lo psicológico”.

¿De qué trata entonces la psicología deportiva? Actualmente según lo referido por Briones-Arteaga (2016), por ser una disciplina relativamente nueva, la psicología deportiva presenta problemas en su definición, ya que su campo y objetivos no se encuentran debidamente delimitados, sin embargo, conceptualizando su función en el alto rendimiento su propósito es la de lograr que el deportista individual y los equipos deportivos mejoren su rendimiento y ejecuten su especialidad eficazmente, además de desarrollar habilidades cognitivas y emocionales en los jugadores para las competencias (Alvear, 2011).

En la misma línea Palmi & Riera (2016) refieren que para mejorar el rendimiento resulta necesario identificar las habilidades necesarias para que el deportista consiga su máxima mejora. Pudiéndose clasificar estas habilidades en dos grupos: aquellas propias del deporte que serán asesoradas-entrenadas por los técnicos deportivos y las habilidades del deportista consigo mismo que serán asesoradas–entrenadas por el psicólogo deportivo.

De esta manera el objetivo de  la psicología deportiva es la de mejorar el rendimiento del deportista a través de la optimización de factores psicológicos relacionados con el pensamiento, las emociones y el comportamiento .

¿Cuál es el rol de un psicólogo deportivo?

Según Cantón (2016 en Condorpusa 2022) las funciones del psicólogo deportivo han ido cambiando durante el transcurso del tiempo, refiere que en los inicios de esta disciplina las funciones estaban orientadas al campo clínico y terapéutico, sin embargo, en los últimos años estas se han tornado a funciones más preventivas y educativas. Del mismo modo, hace referencia a que inicialmente estaban centradas en el atleta, no obstante el campo de acción se ha ampliado al entorno: entrenadores, otros profesionales del deporte, árbitros, directivos, familiares,etc.

Según García-Naveira (2010) La labor del psicólogo deportivo debería de cumplir al menos tres aspectos básicos: planificar, informar y coordinar.

“En primer lugar, su desempeño debe de suponer una minuciosa planificación a lo largo de una temporada del trabajo psicológico a realizar. Para ello, se requiere una planificación general (lo que habitualmente se debe abordar), un análisis de la situación concreta (qué necesidades tiene el deportista o equipo en este momento) y una adaptación al deporte e institución deportiva en cuestión (filosofía, tradición, idiosincrasia, cultura, etc.).

En segundo lugar, la comunicación fluida con el resto de compañeros de trabajo (y con el propio deportista) es un prerrequisito básico para la aceptación (como profesional), intervención y el trabajo interdisciplinar. Y en tercer lugar, el plan psicológico debe de estar integrado dentro de la programación general de actuación. Se requiere coordinar los objetivos (p.ej., formación o mejora del rendimiento), tiempos (p.ej., pre-temporada, períodos de más trabajo físico…) y las acciones, con el resto de profesionales que trabajan con el deportista o equipo”.

Por otra parte en lo que refiere al trabajo netamente enfocado en el deportista sobre la situación de competencia, existen varias formas de intervención, pero la mayoría se basa en el modelo cognitivo-conductual. A continuación una propuesta completa detallada por Palmi & Riera (2016):

“…El psicólogo deberá evaluar, asesorar y entrenar el control de activación (encontrar el nivel óptimo de activación que permita al deportista abordar la competición ), control atencional (discriminar los estímulos más relevantes en cada situación y mantener esta atención selectiva), control de pensamientos (usar palabras clave, diálogos, pensamientos positivo-realistas), control de imágenes mentales (utilizar imágenes mentales de maestría en situaciones deportivas con la máxima precisión, realidad y participación), control de objetivos (trabajar por objetivos realistas, concretos, evaluables y orientados a la tarea), control conductual

(conocer y aplicar los principios de modificación conductual para mantener el rendimiento y gestionar adversidades) y control de emociones (reconocer y ajustar sus emociones en función del momento de juego y de sí mismo)”.

Hace poco tiempo atrás un conferencista hablaba sobre el descenso en esquí para explicar un concepto psicológico referido a la atención: -Si te digo no pienses en elefantes, lo más probable es que pienses en un elefante. Si al esquiador se le da la instrucción: esquiva los árboles, lo más probable es que choque con un árbol, ya que su atención estará puesta en los árboles. Por lo mismo, una mejor instrucción sería: “enfócate en el camino, el camino es lo más importante” esto sin duda suele mejorar mucho el rendimiento-. Este tipo de conocimientos desarrollados por la psicología cognitivo-conductual pueden ser muy provechosos para el mejor rendimiento del deportista en su preparación y presentación.

¿Qué factores psicológicos relevantes se deben considerar en el deporte de alto rendimiento desde una perspectiva psicológica?

Si tomamos en consideración la siguiente definición del deportista de alto rendimiento, podemos hacernos una idea de las dificultades psicológicas que pueden derivar de practicar una disciplina deportiva en el más alto nivel: 

“Los deportistas de alto rendimiento tienden a poseer las siguientes características, son obsesivos, perfeccionistas, con alta implicación en el proyecto deportivo, alta motivación básica, alta tolerancia al dolor y a la frustración, largo historial en competencias deportivas, años de especialización en su disciplina, permanencia en los primeros lugares de los rankings en sus países [u otros], siendo el deporte su única ocupación y fuente de ingresos”. (López 2015 en Condorpusa 2022)

Como se puede observar, más allá de la situación deportiva como tal, es decir, el momento a momento de la competición, donde el deportista deberá manejar de la mejor formas las variables psicológicas intervinientes como la presión, estrés, bloqueos y frustración, entre otros, una vida consagrada al deporte conlleva limitaciones y sacrificios que pueden afectar la estabilidad psicológica del deportista y por ende su compromiso con la actividad. Ciertamente cuando niños muchos han querido llegar a ser deportistas famosos, sin embargo el coste que hay que pagar por ello no resulta tan atractivo como lo que generalmente se muestra en la pantalla: Flashes, grandiosos autos y viajes a lugares paradisíacos por decir algo.

 

Identidad personal

Involucrarse en la alta competencia implica un temprano comienzo en una actividad que requiere de una dedicación casi absoluta. Esto conlleva a que la identidad se conforme en relación con el deporte y los logros. Lamentablemente desde esta perspectiva pueden existir lamentables consecuencias ya que la propia valía personal se vive en relación a la obtención de buenos resultados, y esto puede llevar a dejar de lado otras esferas vitales importantes en el desarrollo personal.  Al respecto Hernández & Capella (2014) señalan:

 “El caso de la identidad centrada en la práctica deportiva, constituida como la más viable en cuanto a la posibilidad de que las adolescentes puedan obtener significativos logros deportivos con proyección profesional, es también la que posee mayores riesgos de generar dificultades en el proceso de desarrollo adolescente, al existir una excesiva tendencia a considerar la práctica como único referente identitario, pudiendo descuidar otras áreas del desarrollo”.

“Asimismo, ante situaciones vinculadas a mayores exigencias o frustraciones, es posible que potencie la presencia de psicopatología, al estar las adolescentes fijadas en estructuras rígidas e inflexibles” (Sepúlveda &Capella, 2012 en Hernandez & Capella, 2014) “o que esto facilite deseos de abandono definitivo de la práctica, lo que ha sido descrito en adultos, en la medida que una identidad muy centrada en lo deportivo podría implicar dificultades en las transiciones durante la carrera deportiva” (Wylleman & Lavalle, 2004 en Hernández & Capella, 2014).

Tiempo y relaciones

En la misma línea Diez, Requena & Zubiaur (2012) refieren que la temprana edad de comienzo y el poco tiempo del que disponen fuera del ejercicio de su disciplina puede ser problemático. Esta situación implica que el deportista debe dejar de lado muchos aspectos de su vida personal en pos del compromiso con su especialidad, lo que genera un desarrollo socioafectivo diferente del de la gran mayoría, con un compromiso vincular más cercano con el entrenador(a) y los/las compañeros(as) de equipo y la familia. El desarrollo socioafectivo es fundamental para la incorporación de una persona a la sociedad y supone numerosos procesos de socialización, formación de vínculos afectivos, la adquisición de los valores, normas y conocimientos sociales, el aprendizaje de costumbres, roles y conductas que la sociedad transmite y exige cumplir a cada uno de sus miembros y la construcción de una forma personal de ser, porque finalmente cada persona es única.

El desarrollo socioafectivo también se ha referido en relación a los múltiples cambios contexto-culturales que un deportista de alto rendimiento debe sortear fruto su trabajo, ya que al ser expositores a nivel mundial, constantemente pueden estar moviéndose a través del globo por compromisos laborales.

Formación académica

La formación académica tiene un importante papel en el desarrollo íntegro de una persona, existen investigaciones que señalan de manera consistente que a mayor nivel educacional menores serán los factores de riesgo psicológico. Además, como se señalaba anteriormente, el ciclo temporal en el alto rendimiento tiende a ser reducido, por lo que muchos ven la formación académica en instituciones superiores como una forma de continuar su proyecto vital más allá del deporte como tal. 

La investigación llevada a cabo por Aguilar & Flandes (2020) concluye que, la preocupación frente a algunos factores obstaculizadores que ocurren en el ámbito académico, inciden en el rendimiento deportivo. Esto,no les permitiría a los deportistas el enfoque y tranquilidad necesarios que garanticen optimizar sus capacidades en ámbitos académicos y deportivos.

Lesiones deportivas y recuperación

Es sabido que determinados factores psicológicos (p.ej.,el estrés) pueden facilitar que se produzcan lesiones, retrasar los períodos de recuperación y hacer más incierta la vuelta a la actividad deportiva. El psicólogo deportivo tiene una valiosa labor de colaboración con los médicos y demás profesionales de la salud en materia de prevención, recuperación y evitación de recaídas en lesiones deportivas (Olmedilla, 2005 en García-Naveira, 2010)).

Si bien se han mencionado varios factores a tener en consideración en el deporte de alto rendimiento, no ha sido la intención ser exhaustivo respecto a las diferentes implicancias psicológicas de este ámbito. Sin duda esta área se avizora como un campo de investigación y desarrollo prometedor, donde la psicología y muchas otras disciplinas pueden aportar e incluso dialogar, ya que resulta incuestionable la importancia del deporte en una sociedad. La forma en que moviliza pensamientos, sentimientos y comportamientos que pueden ir desde lo más bajo: Muertes y agresiones entre fanaticadas, hasta los hechos más extraordinarios y esperanzadores, como el día en que un ídolo marfileño detuvo la guerra civil en su país gracias al milagro del fútbol. 

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 Bibliografía:

Alvear, A. (2011). Competencias del psicólogo deportivo operando en contextos de alto rendimiento. Memoria para optar al título de psicóloga, Universidad de Chile.

Briones-Arteaga, E. (2016). Psicología en el deporte. Revista Dominio de las Ciencias, vol. 3 pp. 323-334

Condorpusa, J. (2022). Aportes a la psicología del deporte de alta competencia en América del sur en los últimos 5 años. Tesis para optar al título de licenciada en psicología, Universidad Peruana Cayetano Heredia.

Diez, G., Requena, M. & Zubiaur, M. (2012). Influencia del contexto de alto rendimiento deportivo en los vínculos socio-afectivos de jugadoras de baloncesto. Cuadernos de Psicología del Deporte, Vol. 12, pp. 93-102.

García-Naveira, A. (2010). El psicólogo del deporte en el alto rendimiento. Aportaciones y retos futuros. Papeles del psicólogo, vol. 31, pp.259-268.

Hernández, B. & Capella, C. Identidad personal y compromiso deportivo en adolescentes nadadoras de nivel competitivo. Revista de Psicología Universidad de Chile, vol. 23, pp. 71-83.

Palmi, J & Riera J. (2016). Las competencias del deportista para el rendimiento. Cuadernos de Psicología del Deporte, Vol. 17 pp. 13-18

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Psicologos y Salud

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