La violencia en la pareja es un fenómeno complejo que genera serias consecuencias emocionales en quienes la padecen y que lamentablemente puede terminar con consecuencias fatales.
Las estadísticas de los últimos años muestran resultados desalentadores que indican un aumento progresivo no sólo en Chile sino también en el mundo. Una de las principales limitaciones que ha impedido abordar este tema de una manera eficaz ha sido su invisibilización y escasa problematización.
Existen aspectos propios de la cultura que han influido históricamente en las conformaciones legales institucionalizando la asimetría entre hombres y mujeres.
También las prácticas cotidianas están cargadas de este imaginario desigual, lo que muchas veces conlleva respuestas psicológicas paradójicas en mujeres maltratadas.
Muchas de ellas no denuncian por miedo (falta de respaldo social e institucional), e incluso se llegan a sentir responsables de las agresiones que sufren, muchas de ellas mueren y muchas de las que mueren no reciben justicia para su memoria ni para el bienestar de aquellas que podrían sufrirlo.
¿Qué es la violencia intrafamiliar?
La violencia intrafamiliar contra la pareja se define legalmente a través de la Ley 20.066 como “todo maltrato que afecte la vida o la integridad física o psíquica de quien tenga o haya tenido la calidad de cónyuge del ofensor o una relación de convivencia con él. En este último caso, la Violencia Intrafamiliar hacia la mujer implicaría todo maltrato, físico y/o psicológico, por parte de su cónyuge o conviviente”.
Sin embargo la violencia en la pareja es un concepto que sobrepasa la cohabitación como ha hecho énfasis Sanhueza (2016), quien refiere que en el plano de la legislación, la invisibilidad de la violencia que ocurre en las relaciones amorosas, particularmente de adolescentes, se refleja en la Ley antes mencionada. Esta sanciona la violencia que ocurre en la familia, exclusivamente entre personas con un vínculo matrimonial; que tengan un vínculo por consanguinidad o por afinidad; aquellas que conviven y las ex-parejas con un hijo(a) en común.
Lo mismo sucede desde las políticas públicas, donde no se reconoce al adolescente como un sujeto fuera de su contexto familiar, y sólo establecen algunos lineamientos desde la escuela en lo que respecta a las relaciones íntimas.
Algunos datos estadísticos
Según cifras del SERNAM, entre el 2013 y el 2019 la zona central (regiones de Valparaíso, Metropolitana y de O’Higgins) ha concentrado cerca de la mitad de femicidios consumados a nivel nacional, esto implica que no se contabilizaron aquellas acciones que pudieron ser mortales para una mujer, pero no lo fueron.
Para el año pasado, la región metropolitana lideraba el total de femicidios consumados y no consumados a nivel país con un 30,4%.
Respecto a la relación entre homicidios frustrados y consumados refiere que entre los años 2013 y 2019 por cada cuatro intentos de asesinato uno terminó en muerte de la mujer.
Por otra parte este autor establece la hipótesis de una correlación positiva entre violencia intrafamiliar sufrida por la mujer un año antes y femicidio según un análisis espacial del gran Santiago, donde las comunas con mayores índices de VIF tenían un año después y de manera consistente las mayores tasas de femicidio. Así señala que entre 2016 y 2018 la violencia intrafamiliar (VIF) total fue cercana, en promedio para las zonas censales de la Región Metropolitana, a un caso de violencia por cada 100 mujeres.
En el mismo periodo se generó un aumento de un 23,8% en los casos de VIF total contra la mujer. En cuanto a la VIF Física y Psicológica, el aumento fue cercano a un 36% y un 13% respectivamente.
Los resultados también muestran una relación negativa entre la VIF y el nivel educativo, así como también con el trabajo.
Respecto de la educación se observa que, a medida que aumentan los años de escolaridad de hombres y mujeres, las tasas de Violencia Intrafamiliar contra la mujer disminuyen.
También se manifiesta el mismo fenómeno cuando la mujer es quien trabaja. Esto se podría asociar al concepto de empoderamiento, siendo este un factor protector que reduce la prevalencia de que la mujer sea víctima de violencia.
Características de la violencia en la pareja:
- Es ejercida por una persona con la que se tiene un vínculo afectivo.
- Se da de manera temprana en la relación
- Tiende a cronificarse en vez de desaparecer
- Es cíclica, se pueden identificar fases que se van sucediendo continuamente.
- Las acciones de las víctimas tienden a la evitación de la agresión y la mayoría de las acciones que pueden llevar a cabo tienen el propósito el cambio conductual del agresor (cosa que no se producirá).
- Las repercusiones de la violencia en las mujeres afectadas abarcan un amplio abanico de manifestaciones en el plano psíquico como la indefensión aprendida, el síndrome de estrés postraumático, y el síndrome de la mujer maltratada, en los que se observa trastornos de ansiedad, depresión, disminución de la autoestima, pasividad, disminución de la capacidad de control sobre sus vidas y re-experimentación de los sucesos traumáticos, asociados a sentimientos de culpa y vergüenza.
- En la salud física, los efectos de la violencia se presentan de forma muy variable, desde las contusiones a las lesiones crónicas y el fallecimiento de mujeres en situación de violencia de género.
- Queremos señalar también las consecuencias sobre la salud de las hijas y los hijos que presencian las agresiones hacia su madre y/o son también agredidos.
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Factores culturales relevantes a la base de la violencia en la pareja:
- Historia: Hace referencia a los aspectos vivenciales históricos de la persona que han contribuido a conformar su personalidad.
- Estereotipo femenino: tolerante, pasiva y sumisa, en contraposición con el masculino: activo, independiente y dominante
- Concepto cultural del amor romántico: Esto se podría traducir en la idea de que el amor merece todos los esfuerzos posibles y robustece la idea de que el agresor tiene un problema que es responsabilidad de la mujer resolver a través de sus cualidades comprensivas, receptivas y curativas.
Teorías psicológicas para entender la violencia en la pareja
⬤ Dinámica de la violencia doméstica, Modelo cíclico de Walker (1987):
- Acumulación de la tensión: Incremento de la hostilidad y la ansiedad.
- Episodio agudo: Agresión física a homicidio
- Luna de miel: Arrepentimiento y promesas que finalmente no cumplirá.
⬤ Teorías conductuales
- Indefensión aprendida: La Indefensión aprendida establece un conjunto de consecuencias psicológicas muy parecidas a la depresión producto de estar sometido a estímulos aversivos que no se pueden predecir ni controlar. En este caso ese estímulo aversivo impredecible e incontrolable serían las conductas violentas de la pareja, generando un continuo ambiente de incertidumbre que va debilitando a la persona haciéndola sentir cada vez más incapaz de afrontar la situación. A lo anterior se suman explicaciones de la situación cada vez más desajustadas donde se puede llegar a pensar que el origen del problema es la persona maltratada, que la situación no cambiará y que se extenderá a otras relaciones.
- Teoría de la asimetría y el reforzamiento parcial: Según esta teoría el complejo abanico de consecuencias psicológicas estaría dado por la asimetría de la relación de pareja y conductas intermitentes de carácter positivo y negativo intercaladas. Esto generaría en la víctima de las agresiones un lazo de sumisión con el agresor fruto de una disociación que tendería a valorar los aspectos positivos y negar los negativos.
⬤ Trastorno por estrés postraumático
Si bien es cierto que los cuadros psicopatológicos asociados con más frecuencia a la violencia familiar son los trastornos de ansiedad, depresión, disfunciones sexuales, abuso y dependencia de sustancias; no obstante, para muchos investigadores, es el trastorno por estrés postraumático (TEPT) el que mejor parece caracterizar las consecuencias psicológicas que sufren estas mujeres (Campbell, Sullivan y Davidson, 1995; Dutton, 1992; Labrador, Rincón, De Luis y Fernández-Velasco, 2004).
⬤ Síndrome de adaptación paradójica a la violencia de pareja
- Fase desencadenante: primera agresión física. El espacio de seguridad se transforma en un espacio de amenaza, ansiedad, miedo y continuo estado de alerta asociado.
- Fase de reorientación: Desorientación respecto a qué hacer, puesto que el agresor también representa al ser amado, a quien escogió para establecer un vínculo tan íntimo, sentimientos de culpa y vergüenza sumados a los anteriores.
- Fase de afrontamiento: En esta fase la víctima enfrentará a su pareja según los recursos de los que disponga, esencialmente los personales y los sociales.
- Fase de adaptación: Cuando la persona no dispone de recursos personales ni sociales se adapta al maltrato bajo el fenómeno de indefensión aprendida, es decir, reconoce que la situación es inmodificable y tiene que ver con ella, es decir, se sitúa como la responsable de recibir maltrato y concomitantemente reconoce en su agresor solo los aspectos favorables
⬤ Consecuencias de la violencia de pareja (Deza, 2012)
- La víctima y el agresor mantienen un vínculo bidireccional
- La víctima agradece intensamente las pequeñas amabilidades del abusador
- La víctima niega o racionaliza la violencia contra ella
- La víctima niega su propia rabia hacia el abusador
- La víctima está en constante estado de alerta para satisfacer las necesidades del abusador y busca mantenerlo contento. Para lograrlo, trata de “meterse” en la cabeza del agresor
- De acuerdo con el indicador anterior, la víctima percibe a las personas que desean ayudarla como “malas” y al abusador como “bueno”. Siente que el abusador la protege
- Para la víctima es difícil abandonar al abusador aún después de tener el camino abierto
- La víctima tiene miedo de que el agresor regrese por ella aún cuando esté muerto o en la cárcel
- La víctima presenta síntomas de estrés postraumático.
¿Cómo saber si continuará en una relación violenta?
Según el Modelo bifásico de toma de decisión de Choice y Lamke, (1997) en Casseres (2014) debe responder a las siguientes preguntas con un Sí o un No:
1) ¿Estará mejor sin él? Considere los siguientes aspectos:
- a) Grado de satisfacción con la relación
- b) Inversión realizada
- c) Calidad de las alternativas disponibles
- d) Presión ambiental y familiar para continuar o concluir con la relación.
2) ¿Seré capaz de salir de ella con éxito? Considere los siguientes aspectos
- a) La fortaleza de su yo
- b) El apoyo social y jurídico que tiene.
Si usted ha respondido no a cualquiera de estas preguntas es muy probable que permanezca en una relación violenta y se vuelva cíclica.
Sugerencias
- Si usted es una persona que lleva muchos años en una relación donde existen importantes compromisos de por medio: económicos, relacionales, sociales, etc es muy probable que no se sienta con la convicción de poner término a dicha relación, incluso si el maltrato es extremo. Por lo mismo se sugiere acudir con profesionales capacitados que puedan apoyarla.
- Muchas veces por cuestiones culturales, expectativas sociales en torno al rol de la mujer que comparten hombres y mujeres, estas últimas tienden a permanecer en la relación con la esperanza de que cambiarán los comportamientos abusivos de su pareja. Esto no sucederá, por favor abandone esa idea. Si bien es probable que el victimario tenga dificultades psicológicas, no es responsabilidad suya hacerse cargo sino de un profesional competente.
- Es importante que no se aísle, que mantenga en lo posible sus relaciones sociales y familiares. En la medida que se asila es más probable que el agresor pueda ejercer un completo control sobre su persona y que el ciclo de violencia se mantenga o intensifique.
- Tenga presente aquellas señales que puedan manifestar un asimetría o verticalidad en la relación. A veces formas menos ofensivas pueden ser indicios de conductas futuras más complejas como es el caso de burlas, formas de menosprecio o indiferencia, humillaciones menores, etc.
Consideraciones finales
Es muy probable que el hombre violento tenga problemas psicológicos por lo que también debe abordar su problema desde la salud mental.
A pesar de que la mayor parte de las investigaciones en este tema abordan la violencia en un sentido unidireccional desde el hombre a la mujer, también se puede dar en un sentido opuesto o ser bidireccional. Hoy en día existe muy poca investigación en relación a la violencia ejercida desde la mujer al hombre, esto puede deberse a cuestiones culturales o de prevalencia, es decir, puede que los hombres no denuncien actos de violencia por vergüenza a quedar expuestos como agredidos, débiles o inferiores, o puede tratarse de un fenómeno poco usual o con repercusiones menores, también podrían darse otras explicaciones posibles de explorar. Otro aspecto relevante en el sentido investigativo es cómo se manifiesta este tipo de violencia en relaciones de personas del mismo sexo o con géneros diferentes.
Por otra parte es importante destacar que existen diferencias significativas entre la violencia de pareja en adultos y la que se da en adolescentes, habiendo muy poca investigación que aborde esta problemática en esta etapa del desarrollo y escasa políticas públicas.
Según Sanhueza (2016) en cuanto a lo que se define como violencia moderada medida en la población general existe una simetría o igualdad entre hombres y mujeres. Mientras que en la adolescencia quienes ejercen una mayor violencia moderada tienden a ser las adolescentes. Por el contrario, cuando la violencia es de carácter grave en el plano físico y sexual las mujeres y las adolescentes son las principales víctimas, mientras que en el plano psicológico y verbal lo son los hombres y los adolescentes.
Bibliografía
Casseres, M. (2014). Factores que influyen en la permanencia de la mujer en una relación de pareja violenta. Extraído el 1 de agosto del 2020 de: https://www.colibri.udelar.edu.uy/jspui/bitstream/20.500.12008/5272/1/CASSERES.pdf
Contreras, H. (CIPER, 2020).Femicidios y violencia intrafamiliar contra la mujer. Extraído el 12 de agosto del 2020 de: https://ciperchile.cl/2020/03/07/femicidios-y-violencia-intrafamiliar-contra-la-mujer/
Deza, S. (2012). ¿Por qué las mujeres permanecen en relaciones de violencia? .Extraído el 2 de agosto de: http://ww.unife.edu.pe/publicaciones/revistas/psicologia/2012/sabinadeza.pdf
Sanhueza, T. (2016). Violencia en las relaciones amorosas y violencia conyugal: Convergencias y divergencias. Reflexiones para un debate. Última década, vol.44, pp. 133-167.
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